Artículo de Revisión

 

El adulto con tetralogía de Fallot: lo que el cardiólogo clínico necesita saber

 

The adult with tetralogy of fallot: what the clinical cardiologist needs to know

 

Samantha   Chávez-Saldívar1,2,a

https://orcid.org/0000-0002-8555-0305

 

Juan Carlos Mego 1,2,a

 https://orcid.org/0000-0002-3478-1832

 

Astrid Tauma-Arrué1,2,a

https://orcid.org/0000-0003-2915-2158

 

Joel Coronado1,2,a

https://orcid.org/0000-0001-9530-6683

 

Odalis Luis-Ybáñez1,2,a

https://orcid.org/0000-0002-5009-4119

 

 

Katia Bravo-Jaimes 3,b*

 https://orcid.org/0000-0001-7745-7162

 

DOI: https://doi.org/10.47487/apcyccv.v2i2.138

 

 

Resumen

 

La tetralogía de Fallot es la cardiopatía congénita cianótica más frecuente. Luego de más de siete décadas desde la primera cirugía paliativa, el pronóstico de esta enfermedad ha cambiado radicalmente. Con la mayor sobrevida de pacientes con tetralogía de Fallot hacia la adultez, el cardiólogo clínico enfrenta retos en el manejo de esta población, desde la regurgitación pulmonar severa hasta la falla cardíaca y arritmias ventriculares. Su prevalencia es aproximadamente 3 por cada 10 000 nacidos vivos, representando 7 a 10% de las cardiopatías congénitas. En esta revisión se describirán los aspectos más relevantes del cuidado de pacientes adultos con esta enfermedad.

 

Palabras clave: Tetralogía de Fallot; Adultos; Sobrevida; Insuficiencia Cardíaca (fuente: DeCS BIREME).

 

Abstract

 

Tetralogy of Fallot (TOF) is the most common cyanotic congenital heart disease. After more than seven decades of the first palliative surgery, TOF prognosis has  changed  dramatically. The  prevalence  of TOF is approximately 3 per 10 000 births, representing 7 to 10% of congenital heart disease. With a higher survival into adulthood, the clinical cardiologist faces challenges in the management of this population, from severe pulmonary regurgitation to heart failure and ventricular arrhythmias. Its prevalence is approximately 3 per 10 000 live births, representing 7 to 10% of congenital heart disease. This review will describe the most relevant aspects of the care of adult patients with this disease.

 

Keywords: Tetralogy of Fallot; Adults; Survival; Heart Failure (source: MeSH NLM).

 

n 1671, Dan Niels Stensen describió el primer caso de un conjunto de lesiones anatómicas presentes en un feto que incluían estenosis subpulmonar, comunicación interventricular subaórtica y aorta  cabalgante (1).  Muchos otros anatomistas describieron casos similares en las décadas posteriores, pero en 1888, Étienne-Louis Arthur Fallot postuló que el origen embriológico común de todas estas lesiones se debía a la desviación superoanterior del conus o infundíbulo y bautizó a esta entidad como la «enfermedad azul», y que hoy en día lleva su nombre (2). En 1944, Eileen Saxon, con tan solo 14 meses de edad, se convirtió en la primera persona con tetralogía de Fallot (TOF) en ser tratada quirúrgicamente mediante el uso de la primera fístula sistémico-pulmonar ideada por Alfred Blalock, Hellen Taussig y Vivien Thomas. En los siguientes años se realizaron alrededor de cien operaciones anualmente, gracias a las cuales se pudo comprobar que la sobrevivencia había aumentado hasta 64% en un periodo de seguimiento de 15 años (2).

 

Han transcurrido más de tres siglos desde sus primeras descripciones y en la actualidad la TOF continúa siendo una de las cardiopatías congénitas cianóticas más importantes en la práctica clínica. En esta revisión, se discutirán características clínicas, manejo quirúrgico y los cuidados del adulto con TOF.

 

Características generales

 

La TOF es la cardiopatía congénita cianótica más común, caracterizada por la desviación anterior  y superior  del  conus o infundíbulo subpulmonar en relación con la trabeculación septomarginal, causando obstrucción del tracto de salida del ventrículo derecho (OTSVD), comunicación interventricular subaórtica (generalmente única, de tipo membranoso y no restrictiva, excepto en casos raros donde el margen ventricular está protegido por el tejido accesorio de la válvula tricuspídea o cuando la hipertrofia septal estrecha el defecto (3)), desviación del origen de la aorta hacia la derecha e hipertrofia del ventrículo derecho. La prevalencia de esta patología es aproximadamente de 3 por cada 10 000 nacimientos, lo cual representa entre el 7 y 10% de todas las malformaciones cardíacas congénitas (3).

 

En países como España, la incidencia de TOF es de aproximadamente 4,1 por cada 10 000 nacimientos (4). En Sudamérica se encuentran valores diferentes, con una prevalencia en países como Brasil (5), Costa Rica (6) y Colombia (7) de alrededor de 3,4; 2,3 y 0,4 por cada 10 000 nacidos vivos, respectivamente. La variabilidad existente es parcialmente explicada por la implementación del tamizaje neonatal para cardiopatías congénitas críticas por medio de la oximetría de pulso (8).

 

En el caso de Perú, los datos epidemiológicos varían según la región y su altitud, siendo menos frecuentes en pacientes provenientes de una altitud mayor de 2260 m (9). En ausencia de un programa de tamizaje neonatal ajustado a la altura a nivel nacional, es posible que la mayoría  de los  niños  detectados se presenten tardíamente y  tengan  mayores  posibilidades  de fallecer en ciudades de altura. En Iquitos se estima que la incidencia de TOF es de 0,07 por cada mil nacidos vivos (10).Por otro lado, en Lambayeque se encontró que la TOF constituye el 4,6% de las cardiopatías congénitas en menores de 5 años (11).

 

En países desarrollados, se calcula que alrededor de 97% de los pacientes con cardiopatías congénitas sobreviven  a la adultez (12). En el caso de la TOF, se estima que 79% de los pacientes que nacieron entre la década de los 80 sobrevivieron a la adultez (13), en contraste con más de 90% que nacieron en la primera década del 2000 (12). A pesar de no contar con datos de sobrevida en pacientes con TOF en nuestro país, se ha reportado que hasta el 60% de los pacientes con una cardiopatía congénita cianótica severa llega a sobrevivir al primer año en centros de referencia (14).

 

Genética

 

La etiología de TOF es multifactorial y alrededor del 25% de los pacientes presentan alguna alteración cromosómica. Entre las más frecuente se encuentran la microdeleción de la región q11 del cromosoma 22 (15), seguido de la trisomía 21 (especialmente asociada con el canal atrioventricular) y menos frecuentemente las trisomías 18 y 13, así como el síndrome de CHARGE (16). Múltiples moléculas de señalización y factores de transcripción, responsables en la cardiogénesis, han sido implicados en la TOF, de los cuales los más descritos son TBX1, GATA4, NKS2.5, JAG1, FOXC2, TBXa y TBX5 (17). Mutaciones en el gen JAG1, causante del síndrome de Alagille, se relacionan a un solapamiento clínico con los trastornos por deleción 22q11.2 y pueden causar una TOF aislada (18). Asimismo, mutaciones del gen NKX2.5 son encontradas hasta en 4% de los pacientes no sindrómicos con TOF.

 

El síndrome de deleción 22q11.2 no solo está asociado con TOF, sino con otras cardiopatías congénitas que afectan al conotronco (interrupción del arco aórtico, tronco arterioso, etc.) así como también características faciales,  inmunodeficiencias e hipocalcemia relacionadas con la hipoplasia o aplasia tímica  y paratiroidea (19). Es importante notar que en los pacientes con TOF que tengan atresia pulmonar, válvula pulmonar ausente o estenosis valvular pulmonar, la prevalencia de deleción 22q11.2 es mayor y, por ende, se recomienda hacer estudios genéticos en estos casos. A pesar de que estos pacientes no tienen menor sobrevida luego de la cirugía, tienen mayor riesgo de complicaciones posoperatorias como falla cardíaca o respiratoria, intubación prolongada, estridor laríngeo y sepsis (20).

 

El rol de la consejería genética en los pacientes con TOF sindrómicos es invaluable, ya que la identificación temprana del síndrome de deleción del 22q11.2 permitirá consejería a los padres, así como el manejo apropiado de los problemas del neurodesarrollo, clínicos, psiquiátricos y reproductivos que se puedan presentar a futuro. Adicionalmente, en pacientes con TOF no sindrómicos, es importante destacar su potencial hereditario, con un riesgo de recurrencia de aproximadamente 3% (21).existen casos con solo una intervención paliativa e, incluso, ningún tipo de intervención (25).

 

Presentación clínica

 

Durante el periodo neonatal

 

La presentación clínica de los pacientes con TOF depende principalmente del grado de OTSVD, flujo pulmonar y sistémico (21). Los neonatos cuya OTSVD sea leve o moderada, pueden lucir acianóticos, tener un soplo sistólico detectable en el primer día de vida o presentar una leve desaturación (85-90%). Por ello, esta presentación se denomina “TOF rosada” (22). En casos de OTSVD leve y comunicación interventricular grande puede darse paso a síntomas de insuficiencia cardiaca congestiva (23). Por otro lado, aquellos neonatos con OTSVD severa suelen presentarse con hipoxemia significativa, con saturaciones <80% como resultado del bajo flujo pulmonar y el gran shunt de derecha a izquierda.

 

Algunos infantes pueden presentar  cuadros  agudos  de cianosis llamados «episodios cianóticos», que son más frecuentes entre los 2 a 4 meses de edad y son desencadenados generalmente por situaciones de estrés como deshidratación, llanto, alimentación o defecación. En estos casos, el aumento de la resistencia vascular pulmonar o la disminución de la resistencia vascular periférica ocasiona un incremento del shunt de derecha a izquierda a través de la comunicación interventricular, subsecuente hipoxemia, activación del centro respiratorio, hiperventilación y aumento del tono adrenérgico, que puede ocasionar empeoramiento de la OTSVD. Sin un tratamiento inmediato (llevar las rodillas hacia el pecho o administrar fenilefrina para incrementar la resistencia vascular periférica, dar un bolo de fluidos para aumentar la precarga del ventrículo derecho, morfina y betabloqueantes endovenosos para aliviar la OTSVD), pueden conllevar a arritmias, síncope y, ocasionalmente, a la muerte (1). Raramente, algunos infantes pueden presentarse con abscesos cerebrales o convulsiones (19).

 

En 5% de los casos, la TOF puede presentarse de manera extrema, con atresia pulmonar, ausencia completa de arterias pulmonares nativas y colaterales aortopulmonares mayores (MAPCAs) (24). Esta es una de las formas más severas de cardiopatía congénita, ya que tiene un curso clínico que frecuentemente  tiene como complicación el desarrollo de hipertensión pulmonar.

 

Durante la adultez

 

La mayoría de los pacientes con TOF que se presentan en la adultez han tenido una reparación completa, pero también progresiva al ejercicio por lo que el seguimiento clínico es necesario en estos pacientes (26,27).

 

En pacientes con reparación completa de TOF, la principal secuela hemodinámica es la insuficiencia valvular pulmonar crónica, la cual condiciona una dilatación del ventrículo derecho y una posterior disfunción sistólica del mismo, ocasionando insuficiencia cardiaca, arritmias ventriculares e intolerancia

 

Sin intervención quirúrgica durante la infancia o adolescencia, se pueden encontrar pacientes adultos con TOF en la adultez temprana; sin embargo, menos del 5% sobreviven más allá de la cuarta década de la vida (28). Aquellos que sobreviven, generalmente tienen un buen balance entre el flujo a través de la comunicación interventricular y el grado de estenosis pulmonar. Esta última protege la circulación pulmonar del alto flujo producto del shunt interventricular, pero no es lo suficientemente obstructiva como para causar cianosis. Otros pacientes pueden tener ya síndrome de Eisenmenger debido a una comunicación interventricular no restrictiva y estenosis pulmonar mínima (25). Clínicamente estos pacientes presentan cuadros de disnea y baja tolerancia al ejercicio. También como consecuencia de un estado de cianosis crónica pueden desarrollar complicaciones como policitemia, hiperviscosidad, acropaquias, alteraciones de la hemostasia, abscesos cerebrales y endocarditis (22).

 

Manejo médico y quirúrgico

 

Una vez establecido el diagnóstico usando ecocardiografía Doppler, se tendrá una estimación del flujo pulmonar y la necesidad de intervención temprana. En aquellos pacientes con presentaciones muy severas (atresia pulmonar), la ausencia de comunicación entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar, resulta necesaria la comunicación entre la circulación pulmonar y sistémica. Para ello se hace uso de prostaglandina E, la cual permite la patencia del ductus arterioso, mejorando así la presión arterial de oxígeno hasta que se considere oportuno el abordaje quirúrgico. En casos menos severos, donde predomina la estenosis subpulmonar, el empleo de bloqueantes de los receptores beta-adrenérgicos previenen episodios de hipercianosis antes de que se realice la cirugía (29), sin embargo, debido al potencial bloqueo de la respuesta adrenérgica luego la cirugía su uso es heterogéneo (30).

 

El manejo quirúrgico de los pacientes con TOF ha evolucionado con el tiempo (Figura central).  En aquellos pacientes que debutan con cianosis muy severas desde el nacimiento pueden realizarse cirugías paliativas en un primer momento como el shunt de Blalock-Taussig-Thomas que consiste en anastomosar la arteria subclavia con la arteria pulmonar con la finalidad de redistribuir el flujo sanguíneo hacia los pulmones, la cual se ha visto mermada por la OTSVD. El procedimiento de Blalock-Taussig-Thomas modificado, consiste en la interposición de un injerto entre la arteria subclavia y su arteria pulmonar ipsilateral (31).  Gracias  a los  avances  en cateterismo  cardíaco y procedimientos transcatéter también puede realizarse la colocación de un stent en el ductus arterioso, permitiendo un shunt sistémico-pulmonar (32).

 

Adicionalmente, la colocación de un stent en el TSVD ha demostrado tener un rol estabilizador en infantes con múltiples comorbilidades que no son candidatos a cirugía temprana (33).

 

Debido a la diversidad de presentaciones clínicas, el tiempo de realización de los procedimientos quirúrgicos en estos pacientes también es variable. En general, la mayoría de infantes se somete a cirugía correctiva entre los 3 a 6 meses de vida (34), ya que existe un mayor riesgo de estancia prolongada hospitalaria así como en la unidad de cuidados intensivos en aquellos pacientes menores de 3 meses (35); sin embargo, es posible llevarla a cabo en centros altamente especializados.

 

La cirugía reparadora involucra el cierre del  defecto septal ventricular junto al manejo de la OTSVD. Esta última puede realizarse con:

 

·         Valvulotomía pulmonar.

·         Resección del músculo infundibular.

·         Colocación de un parche transanular: conlleva a insuficiencia valvular pulmonar severa debido a la disrupción del anillo (36).

·         Colocación de un parche en el tracto de salida del ventrículo derecho sin alterar la válvula pulmonar (valve-sparing).

·         Implantación protésica de una válvula pulmonar (generalmente en adultos).

 

Cerca de 25% de pacientes muere en el primer año de vida si no recibe cirugía. A mayor edad al momento de la cirugía reparadora, la sobrevida tardía es menor. Así, la historia natural de la TOF demuestra que, en ausencia de cirugía, 40% de pacientes muere antes de los 3 años de vida, 70% antes de los 10 años y 95% antes de los 40 años (3). Sin embargo, si una persona adulta es diagnosticada con TOF, la reparación quirúrgica tardía mejora los resultados a largo plazo. Los pacientes que se presentan durante la adultez pueden tener presiones arteriales pulmonares elevadas a pesar de tener OTSVD severa debido a la cianosis crónica o a la disfunción ventricular izquierda. Sin embargo, esto no debería excluirlos de una reparación quirúrgica debido a que  el ventrículo derecho ha estado sometido a presiones sistémicas desde el nacimiento (debido  a la comunicación  interventricular) y está preparado para la hipertensión  pulmonar  posoperatoria.

 

La lesión pulmonar  por  reperfusión  que  suele  suceder  luego  de  la  reparación  tardía  se  presenta  como  edema  pulmonar en pacientes adultos con cianosis marcada y flujo pulmonar restrictivo. Afortunadamente esta suele ceder luego de días bajo ventilación a presión positiva.

 

Cuidados del adulto con TOF

 

Regurgitación pulmonar severa

 

Una de las complicaciones tardías más frecuentes de los pacientes con reparación quirúrgica de TOF es la regurgitación pulmonar. Por lo menos un tercio de los casos de TOF sometidos a cirugía reparadora durante la infancia perduran con insuficiencia pulmonar severa (37). Esta lesión hemodinámica es tolerada por muchos años; sin embargo, a la larga, genera dilatación anular y ventricular derecha, así como disfunción sistólica del mismo,  desencadenando intolerancia al ejercicio, falla  ventricular derecha, arritmias y muerte súbita (38). Esto se refleja en un incremento del riesgo de muerte en la tercera década posterior a la cirugía de 0,27 a 0,94% anual (39,40).

 

 

La ecocardiografía es una herramienta útil para detectar la regurgitación pulmonar severa; sin embargo, debido a la forma tridimensional del ventrículo derecho, tanto el volumen como la función de este son mejor evaluados con resonancia magnética cardíaca. Este método no invasivo no depende de la ventana acústica y se ha posicionado como el más exacto para determinar el tamaño y la función ventricular derechos, los cuales son útiles en el seguimiento a largo plazo, por lo cual se recomienda su obtención aproximadamente cada 3 años (41).

 

A través de la resonancia magnética cardíaca, además de evaluar los volúmenes y funciones, también se observa la viabilidad miocárdica, con lo cual es posible evidenciar fibrosis y vislumbrar la posibilidad de futuras arritmias. Además, permite la delineación del curso de las arterias coronarias, ya que 5 a 7% de pacientes presentan una coronaria izquierda anómala que cruza el tracto de salida del ventrículo derecho que puede ser comprimida en el momento de una intervención. Asimismo, permite evaluar anatómicamente las ramas derecha e izquierda de la arteria pulmonar y delinear el flujo pulmonar individual (41).

 

El reemplazo valvular  pulmonar  puede  ser  quirúrgico   o vía transcatéter. Ambos conllevan  un  bajo  riesgo  operatorio en general, y puede llevar a la mejora de síntomas, así como de remodelamiento reverso  del ventrículo  derecho  (disminución del volumen del ventrículo derecho, el cual se ha visto que puede regresar a niveles basales luego de 7 a 10 años luego del reemplazo valvular pulmonar). A pesar de estos resultados favorables, aún no hay evidencia de que el reemplazo valvular pulmonar conlleve a una mejora de la función sistólica ventricular derecha, prevención de arritmias o disminuya la mortalidad (41). Asimismo, el tiempo óptimo para el reemplazo valvular pulmonar es sujeto de controversia, debido a que se necesita poner en una balanza por un lado los riesgos asociados con la regurgitación pulmonar severa y, por el otro, la finita duración de las válvulas bioprotésicas (tomando en cuenta que las válvulas mecánicas en la posición pulmonar se asocian con un altísimo riesgo de trombosis y falla temprana, su uso no es recomendado actualmente). Las indicaciones actuales, de acuerdo con las guías del American College of Cardiology/American Heart Association del 2018 (42) se encuentran en la Tabla 1. A pesar del  énfasis en los volúmenes ventriculares derechos, se debe resaltar que estos no siempre predicen su normalización luego del reemplazo valvular pulmonar. Asimismo, la incapacidad del tamaño ventricular derecho luego del reemplazo valvular pulmonar para predecir resultados clínicos adversos en estos pacientes resalta la necesidad de desarrollar nuevos criterios a futuro.

 

En el año 2000 se utilizó por primera vez una válvula venosa yugular bovina montada en un stent (válvula Melody) para el tratamiento de la regurgitación pulmonar severa y estenosis residual luego de la implantación de una válvula bioprotésica quirúrgica. Con el paso de los años también se ha hecho uso de esta válvula en TSVD nativos que cuenten con un diámetro adecuado. El mayor diámetro de las válvulas Sapien S3 (que se utilizan en los reemplazos de válvulas aórticas vía transcateter [TAVR]) hace posible su uso en ausencia de bioprótesis donde el anillo pulmonar no se encuentre severamente dilatado, y efectuado en centros altamente especializados (43). Es importante resaltar el rol de la profilaxis antibiótica dental en pacientes con bioprótesis u homoinjerto pulmonar, ya que el riesgo de endocarditis infecciosa es significativo.

 

Comunicación interventricular residual

 

La mayoría de reoperaciones de estos defectos están relacionadas con las fugas residuales a través del parche de comunicación interventricular. Debido al riesgo de disfunción del  ventrículo izquierdo, su reintervención está indicada por medio de cierre con sutura o parche si el Qp/Qs es mayor o igual de 1,5:1, si la presión sistólica pulmonar no excede los dos tercios de la presión sistólica sistémica y la resistencia vascular pulmonar es menor a dos tercios de la resistencia vascular sistémica. Asimismo, está indicada la reintervención si el paciente requiere cirugía cardíaca por otros motivos. Si la comunicación interventricular residual no se encuentra cerca del nodo atrioventricular o de las válvulas tricúspide o aórtica, es posible cerrar el defecto vía transcatéter bajo guía de ecocardiografía transesofágica. Es importante el uso de antibioticoterapia profiláctica para prevenir endocarditis infecciosa en pacientes que presenten estos defectos residuales luego de la cirugía reparadora así como también en aquellos con cirugías paliativas y los no reparados (3).

 

 

Dilatación de la aorta

 

La dilatación de la raíz de la aorta o de la aorta ascendente está presente entre el 15-88 % de pacientes con TOF (44) y en el 20% de pacientes con TOF reparada (45). Los factores de riesgo relacionados con una mayor incidencia son el sexo masculino, patología aórtica congénita y la cirugía reparadora en la edad adulta (45). Las manifestaciones clínicas son diversas en cuanto  a variabilidad y gravedad, siendo las principales; regurgitación valvular aórtica, aneurisma de aorta ascendente  y disección de aorta. De esta última, se asume que es una complicación sumamente rara, ya que de 18 353 hospitalizaciones en pacientes con TOF (provenientes del National Inpatient Sample de Estados Unidos), solo 11 estuvieron relacionadas con disección aórtica (0,06%). A pesar de su rareza, la identificación oportuna es esencial ya que la mortalidad alcanzó al 45% de los pacientes mencionados en dicho estudio (46).

 

Falla cardíaca

 

La insuficiencia cardiaca en pacientes con TOF se presenta a una edad más joven en comparación a la población general, con una edad promedio de aparición de 50 años y siendo más frecuente en varones (30). La disfunción ventricular no es exclusiva del ventrículo derecho, ya que también puede ser biventricular debido a interacciones interventriculares. Así, la dilatación de la pared del ventrículo derecho desplaza el septum interventricular hacia el ventrículo izquierdo, alterando su rotación apical y, finalmente, produciendo desincronización  interventricular y disfunción sistólica del ventrículo izquierdo (47,48). Otros mecanismos fisiopatológicos como las concentraciones bajas de oxígeno, sobrecarga de presión (48), lesión hipóxica isquémica y la regurgitación valvular pulmonar residual posquirúrgica, pueden ocasionar estiramiento de las fibras miocárdicas así como circuitos de reentrada alrededor de las cicatrices de ventriculotomía (49-51), los cuales degeneran en limitación del gasto cardiaco y taquiarritmias.

 

El manejo en pacientes adultos con TOF y falla cardíaca es extrapolado de la población en general (52). La poca evidencia específica en esta población en el ensayo REDEFINE no logró demostrar ningún efecto beneficioso del losartán sobre la función ventricular derecha (53). Si el tratamiento médico no es suficiente y, por lo contrario, la falla cardíaca progresa (54), es necesario considerar el trasplante cardiaco, resaltando que en general, la sobrevida de los pacientes con cardiopatías congénitas luego del primer año postransplante es mayor a la de aquellos transplantados por  causas no relacionadas a cardiopatías congénitas (55).

 

Arritmias ventriculares

 

Aproximadamente 10% de los adultos con TOF reparada desarrollan taquicardia ventricular sostenida, y el riesgo aumenta conforme la edad avanza. La identificación de los pacientes que se encuentren en mayor riesgo de presentar arritmias ventriculares se hace por medio del Holter (mayor sensibilidad con el uso de uno a largo plazo), el cual está indicado en aquellos pacientes sintomáticos o con lesiones residuales significativas en un periodo anual o bianual. Los factores de riesgo de arritmias ventriculares y muerte súbita incluye la duración del complejo QRS mayor a 180 ms (y sobre todo la fragmentación del complejo QRS), disfunción sistólica o diastólica ventricular derecha o izquierda, historia de taquicardia ventricular, hipertrofia ventricular derecha o cicatriz extensa vista en resonancia magnética cardíaca, taquicardia ventricular inducible o sustrato de alto riesgo visto en un estudio electrofisiológico (41,56-58). De otro lado, datos provenientes del riesgo de shocks apropiados en pacientes con TOF y desfibrilador automático implantable, nos permite identificar aquellos que puedan beneficiarse de este dispositivo como prevención primaria (Tabla 2) (59). La decisión de implantar un desfibrilador automático implantable siempre debe ser individualizada, luego de tener una discusión acerca de riesgos y beneficios con el paciente, ya que a pesar de la tasa anualizada de shocks apropiados es alta, también existe riesgo a largo plazo de complicaciones de los electrodos, así como shocks inapropiados.

 

Manejo durante el embarazo

 

El embarazo constituye un periodo de alto riesgo fetal para pacientes con TOF no reparada, principalmente por la cianosis (sobre todo en aquellas pacientes con saturación de oxígeno menor a 85%). La baja resistencia vascular periférica que se da para dar mayor flujo uterino ocasiona un aumento del shunt de derecha a izquierda, empeorando la cianosis y generando una tasa de hasta 30% de óbitos fetales y 4% de muerte materna.

 

En pacientes con TOF reparada quirúrgicamente, el riesgo asociado con el embarazo depende del estado hemodinámico actual de la paciente. Si existen lesiones residuales, OTSVD, regurgitación pulmonar severa o falla ventricular derecha, e incremento de la precarga de 50% propio del embarazo pueden generar falla cardíaca o arritmias.

 

 

Se recomienda que todas las pacientes con TOF tengan consejería cardiológica prenatal, ecocardiografía fetal a las 20 semanas de gestación, monitoreo cardiológico y ecocardiográfico frecuente (al menos en cada trimestre de la gestación y en el período posparto temprano), así como un plan de parto.

 

Seguimiento continuo

 

Debido a los avances en el diagnóstico y tratamiento de la TOF se reporta una supervivencia del 90% de los individuos en países desarrollados. Sin embargo, esta prolongación de años no necesariamente significa una ganancia de calidad de vida. Para lograr una calidad de vida adecuada se recomienda enfatizar no solo el cuidado físico sino el socioemocional y neurobiológico. Es importante el seguimiento médico no solo en caso de síntomas agudos, sino para tener una información continua de la buena salud del paciente (60) e identificar áreas donde se requiera mayor educación, recursos sociales o apoyo de otros profesionales.

 

Un aspecto esencial del  cuidado de adultos con cardiopatías congénitas es la planificación anticipada de los cuidados, la cual brinda beneficios a la calidad de vida y una atención médica concordante con los objetivos del paciente (61). Muchos factores como el costo de crear documentos legales, la falta de recursos para tomar decisiones informadas, la negación y evitación hacen que estos objetivos del cuidado no sean discutidos durante la visita médica. Sin embargo, tomarse un tiempo para facilitar esta conversación podría aliviar la carga de los seres queridos y garantizar que se respeten las preferencias del paciente (62).

 

Conclusiones

 

Los pacientes con tetralogía de Fallot requieren un cuidado longitudinal, inclusive luego de la reparación quirúrgica.

 

La regurgitación pulmonar severa, falla cardíaca y arritmias ventriculares son complicaciones frecuentes en adultos con tetralogía de Fallot reparada quirúrgicamente.

 

El objetivo del equipo médico a cargo de estos pacientes no solo debe estar ligado a aumentar la esperanza de vida sino la calidad de la misma.

 

Agradecimientos

 

A la Dra. Diana Torpoco Rivera, por su revisión crítica del manuscrito.

 

 

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Filiación de los autores

1 Facultad de Medicina San Fernan- do. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú.

2 Sociedad Científica de San Fernando. Lima, Perú.

3 Ahmanson/UCLA Adult Congeni- tal Heart Disease Center. Univer- sity of California. Los Angeles, Estados Unidos.

a Estudiante de medicina

b Cardióloga, Fellow ACHD.

 

Recibido: 31 de mayo 2021

Aceptado: 26 de junio 2021

 


*Correspondencia

Ahmanson/UCLA Adult Congenital Heart Disease Center.

University of California, Los Angeles. 100 Medical Plaza Driveway, Suite 630 East

Los Angeles, CA 90095 Phone: 310-825-9011

Fax: 424-465-6189

 

Correo : katia.bravo.jaimes@gmail.com

 

Conflictos de interés

Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés.

 

Financiamiento

Autofinanciado.

 

Citar como:

Chávez-Saldívar S, Mego JC, Tauma- Arrué A, Coronado J, Luis-Ybañez O, Bravo-Jaimes K. El adulto con tetralogía de Fallot: Lo que el cardiólogo clínico necesita saber. Arch Peru Cardiol Cir Cardiovasc. 2021;2(2):121-129.  doi: 10.47487/apcyccv.v2i2.138